Cuando era muy pequeña, le quitaba el sonido a la tele e iba narrando lo que sucedía en la pantalla.
Cambiaba incluso la voz, para ir interpretando a los distintos personaje que iban saliendo. Eso sí, me lo inventaba todo y no tenía nada que ver con el guion original. Mi primer fan, fue mi hermano, le encantaba que hiciera eso. En aquel entonces, yo ya sabía que quería hablar por la tele. También
me apasionaban las noticias de guerra, no porque me gustase que la gente se matase, sino porque me imaginaba de reportero de guerra. En aquel entonces no aparecían reporteras dando ese tipo de noticias. Pero lo que sí tenía clarísimo, es que yo, algún día, hablaría por la radio. La afición me la
contagió mi abuela, siempre iba con un transistor a cuestas. Yo sabía que al otro lado de esa cajita, había un mundo mágico. Yo quería formar parte de él.